¿Qué es la seguridad activa y pasiva del vehículo?

Los nuevos sistemas de seguridad activa y pasiva del vehículo para la seguridad vial (SSASP), que han incorporado prácticamente todas las grandes marcas, producen cambios sobre nuestra manera habitual de conducir y nos ayudan para evitar despistes propios de la conducción rutinaria.

Aunque muchos de los avances sobre los que se han centrado los focos son aquellos que les han hecho ir más rápido o más lejos, es el ámbito de la seguridad el que no ha dejado de perfeccionarse década tras década, hasta el punto de que cualquier coche cuenta con decenas de elementos creados específicamente para proteger a sus ocupantes.

Aunque son de naturaleza muy diversa, es posible agruparlos en tres áreas principales: seguridad activa, seguridad pasiva y seguridad preventiva.

Seguridad activa: disminuir el riesgo de que se produzcan accidentes

Está formada por el conjunto de elementos que actúa para evitar que se produzca un accidente, principalmente ayudando a mejorar la respuesta del vehículo ante las reacciones del conductor, evitando que pierda el control del mismo.

Neumáticos

Son lo más básico, puesto que es lo único que mantiene en contacto al coche con la carretera. Su buen estado influye en multitud de aspectos: agarre, distancia de frenado, evitar problemas como el aquaplanning, etc. Es clave que tengan suficiente profundidad de dibujo, que no estén cristalizados y que lleven una presión adecuada para evitar un desgaste desigual y optimizar su comportamiento. El control de presión de los neumáticos, tan habitual hoy en día, ayuda a mantenerlos en el punto óptimo y a detectar problemas antes de que sea demasiado tarde.

ABS

Un buen equipo de frenos es importante para poder detener con seguridad el vehículo, pero el gran avance en este campo es el ABS, que impide que se bloqueen ante una frenada fuerte, algo que reduce de manera considerable la distancia de frenado, permite cambiar de dirección durante el proceso y afrontar la maniobra con mayor seguridad en condiciones de firme deslizante.

Control de estabilidad

Popularmente conocido como ESP, su misión es la de mantener el coche en la trazada marcada por el conductor, evitando que el vehículo pierda el control y corrigiendo los fallos derivados de un exceso de velocidad o de un giro demasiado brusco del volante. Utiliza una serie de sensores (giro de rueda, aceleración lateral, posición del acelerador…) para determinar la situación y así frenar las ruedas que sean necesarias para corregir la trayectoria.

Control de tracción

Su principal objetivo es conseguir que las ruedas no pierdan adherencia y traccionen como deben, haciendo llegar la potencia del motor de manera eficaz al asfalto. Suele trabajar sobre todo en línea recta y a la hora de pisar fuerte el acelerador. Se complementa con el ESP, que está más enfocado a mantener el control en curva.

Dirección asistida

Atrás queda la época en la que la dirección no tenía asistencia de ningún tipo, obligando a quien iba al volante a aplicar toda su fuerza para girarlo, sobre todo en maniobras de aparcamiento. Actualmente el sistema permite variar la dirección de manera suave y mucho más precisa, en muchos casos variando su dureza en función de la velocidad a la que se circula, lo que se traduce en una respuesta más noble del vehículo.

Suspensión

Se encarga de que las ruedas estén en contacto constante con el asfalto, filtrando además las irregularidades del terreno para que no lleguen (o lleguen minimizadas) al habitáculo. Las barras estabilizadoras controlan la inclinación de la carrocería en las curvas. Si hablamos de suspensión activa, esta regula de manera independiente cada rueda, lo que mejora la adherencia y, por ende, la respuesta del vehículo.

Seguridad pasiva: minimizar los daños en los ocupantes ante un accidente

Por desgracia, es imposible evitar que ocurran todos los accidentes del mundo, por muchos elementos de seguridad activa y preventiva de los que disponga un vehículo. Es precisamente por esto que los automóviles cuentan con otro apartado, el de la seguridad pasiva, en el que se agrupan todos aquellos sistemas cuyo fin es, una vez se produzca el impacto, minimizar el riesgo de daño que puedan sufrir sus ocupantes.

A día de hoy son indispensables y obligatorios en todos los vehículos, pero hace no mucho tiempo no era así, aunque cueste imaginarlo.

Cinturón de seguridad

Un elemento indispensable en cualquier coche en la actualidad, el cinturón de seguridad de tres puntos de anclaje salva miles de vidas al año. Es el dispositivo que se encarga de retener al ocupante en el asiento en caso de impacto, bloqueándose al sufrir una desaceleración brusca para que el pasajero no salga despedido ni se golpee contra otros elementos del habitáculo.

Airbag

Su función consiste en desplegar una bolsa de aire cuando se produce un choque, gracias a un sistema pirotécnico, creando una superficie más blanda contra la que impactar de lo que sería el propio volante o el salpicadero. Con el paso del tiempo han ido aumentando su variedad, sumándose a los estándar los de rodilla, los laterales y los de cortina. Además, hay empresas trabajando en airbags externos que acolchen el impacto al ser embestidos por otro vehículo.

Reposacabezas

Cuesta imaginar un asiento sin reposacabezas, pero hace unas décadas era algo habitual. Su presencia es clave para evitar lesiones en el cuello derivadas del latigazo cervical producido por un accidente. Eso sí, para que sea efectivo debe estar colocado en la posición correcta.

Sistemas de retención infantil

Para los niños, entendiendo como tales a aquellos que miden menos de 1,35 metros de altura, no es suficiente con utilizar el cinturón, también es obligatorio que viajen montados en un sistema de retención infantil específico. Hay cinco categorías diferentes (Grupo 0, Grupo 0+, Grupo 1, Grupo 2 y Grupo 3) que se ajustan a distintos pesos y edades, por lo que es clave que cada uno utilice un dispositivo que corresponda con sus características corporales y de edad.

Parabrisas laminado

Estar rodeado de cristal no parece una buena idea en caso de recibir un impacto, pero desde hace mucho tiempo los coches utilizan vidrio laminado para dar forma a su parabrisas, un material muy resistente pero también elástico, de manera que no estalla en mil pedazos, sino que genera grietas que disipan la energía y evita que salten esquirlas hacia el interior del habitáculo. Eso sí, las ventanillas laterales no están hechas del mismo material.

Carrocería

Es el primer escudo de los pasajeros ante un impacto y con el tiempo ha evolucionado utilizando materiales cada vez más ligeros y resistentes. No solo eso, su estructura (junto al chasis) tiene una deformación programada con la que, al recibir un golpe, se absorbe la mayor cantidad de energía posible y se dispersa, evitando además introducirse en el habitáculo y minimizando así los posibles daños que reciban los ocupantes.

Arcos de protección antivuelco

Este sistema es específico de los coches descapotables que, a falta de techo, cuentan tras los asientos con arcos de seguridad que bien pueden ser visibles o que se despliegan cuando los sensores detectan que se va a producir un vuelco.

Sistemas de protección de peatones

No solo con otros vehículos chocan los automóviles, así que también se ha trabajado en la protección de los peatones ante posibles atropellos. La forma del frontal de los coches, contar con capós activos que se levantan ante el impacto e incluso la presencia de airbags son elementos que contribuyen reducir las lesiones. El sistema de frenada automática de emergencia también protege a los viandantes, pero entra dentro del campo de la seguridad preventiva.

Seguridad preventiva: para la reducción de riesgo de accidente

Este apartado, quizá el menos conocido, incluye todos los elementos que influyen en el conductor para evitar que se llegue a producir un accidente. El concepto un tanto vago, abarca aspectos tan diversos como un parabrisas diseñado para facilitar la visión, unos asientos que no generen fatiga en quien va al volante, un salpicadero que no de reflejos y pueda cegar al piloto, un climatizador que mantenga una temperatura óptima en el habitáculo, etc.

Sin embargo, en la última década han pasado a formar parte de este grupo todos los asistentes de conducción, un área en la que los fabricantes hacen cada vez más hincapié, suministrando a sus coches una dotación tecnológica con la que hace no muchos años los modelos apenas podían soñar. Pero no solo eso, su importancia es tal que incluso en test de evaluación de seguridad como es Euro NCAP existe una categoría propia que los evalúa, ‘Safety Assist’, que a menudo es la que marca la diferencia entre conseguir un resultado malo, bueno o excelente.

Control de crucero adaptativo

En viajes largos y por carreteras como autopistas y autovías es un sistema de mucha ayuda para reducir la fatiga del conductor. Permite seleccionar la velocidad a la que se quiere circular, manteniendo el ritmo por sí mismo y se combina con el sistema de mantenimiento de distancia de seguridad (normalmente configurable con distintas opciones) para reducir la velocidad si encuentra un vehículo delante.

Detector de cambio de carril y mantenimiento de carril

Utilizando la cámara delantera, el coche detecta cuando se va a hacer un cambio de carril y, si no ha sido indicado con el intermitente, avisa al conductor de que se va a producir. Lo normal es que también cuente con sistema de mantenimiento de carril, que interviene sobre la dirección corrigiendo la trayectoria y devolviendo el vehículo a su lugar.

Frenada de emergencia

Actúa combinando la cámara frontal y los sensores delanteros, detectando si, mientras se circula a la baja velocidad (normalmente por debajo de 40 km/h), delante hay un vehículo parado, un peatón u otro objeto inmóvil, frenando el coche de manera automática si el conductor no reacciona con suficiente rapidez.

Detector de fatiga

El cansancio afecta de manera muy negativa a la capacidad de respuesta del conductor, ahí es donde entra en acción el detector de fatiga. Una cámara interna analiza los patrones habituales de quien va al volante así que, como su movimiento ocular, la velocidad de parpadeo, etc. y, si detecta cambios que señalan una pérdida de atención, avisa y recomienda hacer una parada para descansar.

Alerta de tráfico cruzado trasero

Asegura la salida marcha atrás, sobre todo al dejar un aparcamiento en batería, situación en la que la visibilidad es muy reducida. Ya sea con sensores o cámaras, detecta vehículos, ciclistas o personas que se acerquen por detrás en perpendicular al automóvil y lanza un aviso acústico y visual para que el conductor detenga la maniobra.

Sistema de reconocimiento de señales

Utiliza la cámara delantera para leer las señales de la vía e informar de ello al conductor en el cuadro de mandos. Actúa de manera conjunta con el GPS y compara el límite con la velocidad actual del vehículo, avisando si está siendo sobrepasada.

Detector de ángulo muerto

Al mirar por el retrovisor siempre hay un ángulo ciego que no se ve y en el que pueden pasar desapercibidos para el conductor tanto motos como otros automóviles. Este sensor detecta la presencia de alguno de ellos y lo indica con un chivato luminoso situado en el propio retrovisor. Si actúa de manera conjunta con el sistema de mantenimiento de carril incluso puede corregir la dirección del coche si interpreta que puede haber un choque.