Directora de Teatros del Canal
«Para engancharse a la danza lo único que hay que hacer es atreverse a ver un espectáculo»
Natalia Álvarez Simó, directora del Centro Danza Canal de Madrid, es una apasionada de la danza. Uno de sus grandes objetivos es darla a conocer al gran público, y para ello utiliza todas las posibilidades que están a su alcance.
Firme defensora de las vanguardias y del flamenco contemporáneo como una disciplina más, afirma que para engancharse a la danza tan solo hay que dar un primer paso, acercarse a ella y dejar que te hable con su lenguaje universal.
¿Qué papel juega la danza en los diferentes géneros y modalidades escénicas? ¿Tienen buena acogida entre el público este tipo de espectáculos?
La danza tiene una magnífica acogida. Cuando comenzamos con el proyecto del Centro de Artes Escénicas Contemporáneas era la primera vez que en Madrid existía una programación de danza estable y pensábamos que iríamos poco a poco captando espectadores. Sin embargo, ya en la primera temporada nos dimos cuenta de la enorme atracción que sentía el público por esta disciplina. Los espectáculos comenzaron a agotarse y tuvimos casi un 90% de ocupación. A partir de ahí no hemos visto ninguna diferencia entre teatro y danza porque ambos espectáculos están siempre llenos.
¿Nota que las nuevas generaciones siguen disfrutando de la danza? ¿La tendencia de jóvenes que acuden a ver un espectáculo está aumentado con el paso de los años?
A los jóvenes les interesa la danza y probablemente sea porque programamos danza contemporánea, pero entendida en un sentido muy amplio, que rompe tópicos y se aleja ligeramente de lo que la gente puede tener en mente sobre este tipo de espectáculos. Esta apertura con una visión muy amplia hace que no solo los jóvenes, sino también los mayores, estén encantados.
Hay quien afirma que se es bailarín incluso antes de empezar a bailar. ¿Considera que la danza se manifiesta en el ser humano de forma instintiva?
Bailar es algo innato al ser humano. Jérôme Bel se preguntaba por esta cuestión en “The show must go on”, ¿solo puede bailar quien tenga técnica para ello? Yo creo que todos bailamos y todos podemos bailar.
“Los espectáculos de danza triunfan porque utilizan un lenguaje distinto al verbal, que es el que estamos acostumbrados a manejar”
Energía, libertad, emoción… ¿Qué es necesario para que un espectáculo de danza llegue a emocionar al público?
Los espectáculos de danza triunfan porque utilizan otro lenguaje distinto al verbal, que es el que estamos acostumbrados a manejar. Es un lenguaje que te puede contar muchas cosas con imágenes o con movimiento. Notas cómo te hablan desde otro sitio con un lenguaje universal que no está sometido a un idioma. Por eso quien presencia un espectáculo de danza por primera vez se sorprende cuando observa que lo ha entendido perfectamente y cuando se da cuenta que le ha planteado un montón de preguntas sin necesidad de hablar.
La danza como movimiento artístico, ¿sigue teniendo margen de evolución o ya hemos alcanzado el punto álgido de innovación?
Aunque podemos encontrar épocas más estáticas y otras donde se producen más avances, no puede haber un techo en la creatividad o la innovación porque si lo hubiera dejaríamos de ser seres humanos. Actualmente nos encontramos en un momento estupendo para la creación. En la danza se están abriendo muchos más campos que en otras disciplinas.
¿Qué es el Centro Danza Canal que usted dirige y cuáles son sus objetivos? ¿En qué consiste el programa de residencias?
El Centro de Danza Canal está orientado a la divulgación y la investigación sobre la danza y las artes en movimiento. Apoyamos al creador, a los coreógrafos y a las compañías para que puedan desarrollar sus carreras profesionales, y ponemos a su disposición una convocatoria anual con un jurado nacional e internacional para quienes quieran entrar en el programa de residencia. El gran lujo que podemos ofrecer son nueve estudios, que se convierten en la gran herramienta de trabajo que necesitan para poder investigar
y bailar.
¿Cuáles son las ventajas de estas residencias?
En las residencias de creación existe una cuantía económica que permite a los artistas ir trabajando hasta que exhiben el resultado final al público en la Sala Negra, con el ciclo “Abierto en Canal”. De esta manera les acompañamos en todo el proceso, desde los comienzos hasta que finalmente ponen encima del escenario todo lo que han estado investigando. Otra de las grandes ventajas que tienen los residentes son las actividades de profesionalización que tienen a su disposición, donde aprenden conocimientos prácticos que son necesarios para profesionalizarse, como charlas para conocer qué instituciones apoyan a la danza, cómo presentar las solicitudes o hacer las facturas. Por último, los residentes tienen la gran ventaja de poder asistir a todos los talleres de artistas que pasan por los teatros.
¿Qué tipo de actividades de divulgación realizan con el público?
Todos los residentes realizan labores de mediación. Queremos animar al público a acercarse sin miedo a la danza. Esto se hace a través de talleres con bebés de cero hasta 18 meses y con niños de hasta cuatro años, y también con talleres de integración para colectivos con diversidad funcional y psíquica, y otros para familias y tercera edad. Además, existen actividades para acercar al público la programación que tenemos en el teatro.
¿Hasta qué punto las entradas a un precio asequible, los abonos de temporada o estas actividades paralelas son fórmulas que permiten el acceso a un público nuevo o la consolidación del existente?
Es muy importante desarrollar una política de accesibilidad de precios que incluya el de los abonos. Este año hemos vendido 570 abonos, mientras que el año pasado fueron 420. El número de interesados va creciendo porque hay descuentos para todo tipo de público. Hace poco unas chicas muy jovencitas me comentaban que venían al centro porque la entrada a uno de nuestros espectáculos valía más barata que la del cine. Esta política de precios ayuda a crear un público nuevo y a consolidar al existente.
¿A quién le gustaría ver sobre los escenarios de los Teatros del Canal? ¿Qué metas se ha propuesto en el corto y medio plazo?
Me gustaría ver a muchísima gente que admiro encima del escenario pero lo cierto es que estamos consiguiendo a todos los grandes profesionales en los que nos hemos fijado. Como consecuencia del gran vacío que hemos tenido en el pasado intentamos traer, por un lado, a todas esas personas que se han hecho un nombre en la historia de la danza y no hemos tenido la oportunidad de ver. Pero tampoco podemos olvidar el apoyo a los nuevos creadores ni perder el pulso de qué es lo que está pasando ahora mismo en la danza contemporánea, incluyendo el flamenco contemporáneo, que es una disciplina más y una de nuestras grandes apuestas. Para la próxima temporada también nos interesan los fenómenos híbridos, en los que la danza se mezcla con otras disciplinas, y esa danza que nos habla de la problemática de los conflictos cotidianos de nuestra sociedad.
¿La danza seguirá teniendo público?
Hay mucho público para la danza. Para acercarte a ella y comenzar a disfrutarla lo único que hay que hacer es atreverse a entrar en una sala y ver un espectáculo. El resto viene solo.
La danza y el techo de cristal
Tradicionalmente, las niñas han querido ser bailarinas, pero no se plantean mayoritariamente dedicarse a la creación como directoras o coreógrafas.
Natalia Álvarez Simó reconoce que eso sigue siendo una realidad en el mundo de la danza. “Nos está costando que esta situación cambie. Hay grandes coreógrafas pero siempre en un número menor que los grandes coreógrafos. Es un reflejo de lo que ocurre en el resto de disciplinas. Todo el mundo sabe que existen muchas mujeres en las cocinas, pero los grandes chefs son hombres. Esto es algo que está cambiando, pero todavía queda camino por recorrer”.
Nadie mejor que Natalia para saber lo que cuesta ser mujer en un mundo de hombres. En un sector donde no hay muchas profesionales que ocupen cargos de gestión en las artes escénicas, Álvarez Simó confiesa que “es cierto que mis superiores han confiado en mí plenamente y me han dado libertad para desarrollar mi labor. Sin embargo, he encontrado dificultades en mi entorno, con compañeros, periodistas, en reuniones… Sigue siendo muy, muy difícil para las mujeres hacernos un hueco y romper ese gran techo de cristal”.
